Preschool:
LILA AND THE DANCING HAND
La Fiesta de la Manita Bailarina
Había una vez, en un pequeño pueblo, una niña llamada Lila que amaba bailar. Pero no bailaba de cualquier manera, ¡bailaba de una forma muy especial!
Un día, Lila encontró un folio blanco en el suelo mientras paseaba por el jardín. Era un folio muy curioso, tan blanco y brillante que decidió llevarlo a su casa. Cuando lo extendió sobre el suelo, ¡algo mágico sucedió!
El folio comenzó a moverse, y una pequeña manita de papel apareció en el centro. La manita tenía una sonrisa grande y brillante, y le dijo a Lila:
— ¡Hola, Lila! Soy la Manita Bailarina, y te invito a bailar conmigo.
Lila se emocionó mucho y le preguntó:
— ¿Cómo bailamos, Manita?
— ¡Muy fácil! Primero, da golpes con tu mano en el folio, como si estuvieras aplaudiendo. ¡Hazlo con ritmo! — dijo la Manita Bailarina.
Lila comenzó a dar pequeños golpes con su mano en el folio, y al mismo tiempo, la manita de papel también daba saltitos. ¡Qué divertido era! Cada golpe hacía que el folio se moviera un poquito, y Lila empezó a reír.
— Ahora, vamos a subir y bajar el cuerpo, como si fuéramos una mariposa que sube al cielo y luego baja suavemente. ¡Súbete, baja, sube, baja!
Lila se levantó de puntillas y bajó como una mariposa. ¡El folio se movía al ritmo de su baile!
— ¡Muy bien, Lila! Ahora, ¿puedes andar hacia adelante y hacia atrás, como si estuvieras caminando en una cuerda floja? ¡Hazlo con cuidado y no caigas!
Lila empezó a caminar hacia adelante, con pasos pequeños y luego, hacia atrás, como si fuera una bailarína. El folio se deslizaba suavemente de un lado a otro.
— ¡Lo estás haciendo genial! Ahora, ¡vamos a hacer todo junto! Golpea el folio con tu mano, sube y baja tu cuerpo, y camina hacia adelante y hacia atrás. ¡Vamos a bailar!
Lila siguió las instrucciones de la Manita Bailarina, y el folio comenzó a brillar de colores. Cada vez que hacía un movimiento, el folio parecía más feliz, y la manita de papel saltaba de alegría.
Al final, Lila y la Manita Bailarina hicieron una gran fiesta de baile. Se rieron, saltaron y se movieron juntos en armonía, hasta que el sol comenzó a esconderse en el horizonte.
La manita le susurró a Lila:
— Gracias por bailar conmigo, Lila. Recuerda que siempre puedes volver a este folio cuando quieras bailar.
Lila sonrió, guardó el folio en su habitación y, mientras se iba a dormir, pensó en lo divertido que había sido bailar con la Manita Bailarina.
Y así, cada vez que Lila quería divertirse, solo tenía que recordar el ritmo, los golpes con la mano y todos los pasos mágicos. ¡Y siempre volvía a bailar con alegría!
FIN.
No hay comentarios:
Publicar un comentario